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Planeamiento Estratégico: Desafío de los Gobiernos Locales en el Siglo XXI

Carecer de un Plan es condenarse a la improvisación perpetua y, si bien en política han existido y existen improvisadores geniales, el dejarlo todo librado a la espontaneidad no tan sólo garantiza el fracaso, sino perder uno de los valores más preciados por el ser humano, la libertad. Con esto último quiero significar que, a falta de planificación, el orden de prelación de la agenda política se corrompe, imponiéndose lo coyuntural, quedando desplazado lo deseado.

Los funcionarios de los Gobiernos Locales, hasta hace poco tiempo, no tenían la imperiosa necesidad de planificar. Sus agendas diarias atendían la demanda del día a día; si se producía un pozo en la calzada, se lo tapaba; si dejaba de funcionar un artefacto de iluminación, se reparaba. Hoy la demanda es absolutamente más compleja, no se puede esperar a que las cosas sucedan.

Ningún proceso de toma de decisiones racional puede estar regido por la arbitrariedad, la improvisación, o la aleatoriedad como método de trabajo. La Política no es la excepción a esta regla. Para introducir un mínimo indispensable de coherencia en las decisiones, debe existir una planificación, una orientación, una "visión de modelo terminado"; un norte o una guía que establezca parámetros de referencia, especialmente en las numerosas situaciones en que la vida real presenta una gran cantidad de decisiones posibles, varias de las cuales podrían ser por completo contradictorias o excluyentes.

Por la misma elemental razón que impide a cualquier arquitecto construir un edificio sin un buen plano de obra, la Política tampoco puede carecer de un buen proyecto. Esta cuestión tiene poco que ver con lo teórico y mucho con el sentido común. Es como imaginar un barco con un capitán que no sabe hacia dónde navega, con una tripulación donde cada marinero hace lo que quiere, cuando quiere y porque quiere.

Durante mucho tiempo se creyó que bastaba una intención normativa — ya sea de índole moral, filosófica o religiosa — para orientar el proceso de toma de decisiones políticas. Se sostenía firmemente que estas intenciones normativas, generalmente expuestas o desarrolladas en doctrinas políticas y compendiadas luego en ideologías, alcanzarían para brindar racionalidad y coherencia a las decisiones de gobierno. La experiencia práctica, obtenida a partir de organismos sociales cada vez más complicados, heterogéneos y con niveles de desarrollo tecnológico cada vez más sofisticados, ha terminado demostrando que los municipios contemporáneos son demasiado complejos e intrincados como para poder ser gobernados por un sistema basado en simples intenciones declarativas, muchas veces meramente voluntaristas, cuando no directamente utópicas o místicas.

Afortunadamente, en forma paralela con el desarrollo y la elevación del nivel tecnológico, también hemos adquirido conocimientos y experiencia en el área de la planificación de los sistemas de toma de decisiones. El Planeamiento Estratégico está basado esencialmente en una voluntad de construir el futuro -en contraposición a tratar de aceptarlo como una fatalidad o un determinismo-, permite lograr un marco razonable, coherente y consistente para orientar los procesos de decisión. Con ella, como veremos en mis próximas columnas en este mismo medio, no se renuncia a la intención normativa; se la inscribe en un contexto mucho más estructurado, el cual, mientras por un lado obliga a formularla con una dosis sensiblemente menor de irrealidad y demagogia, por el otro ofrece mayores y mejores garantías para su viabilidad práctica.

En esta primera aproximación al Planeamiento Estratégico lo importante es coincidir en que cuando nos toca gobernar, sobre todo en estos tiempos de vertiginosa complejización y aumento de incertidumbres en la gestión de los Gobiernos Locales, debemos tener muy en claro que nuestro deber fundamental es: Saber hacia dónde queremos ir y actuar en consecuencia de ese objetivo, tanto en las proyecciones de gastos como en las decisiones diarias.

                                                               Lic. Roberto Devoto
NVC-digital